Esta entrada trata de resumir y aclarar las principales
justificaciones según Devis y Peiró, en cuanto a valor educativo se refiere, de
los contenidos de la educación física y cómo
los contenidos de la misma se vuelven el instrumento idóneo para influir
o cambiar algún comportamiento, creencia o conocimiento que mejore la práctica
docente.
Buscando identificar el valor de la Educación física como
metas de servicio social, y sobrepasando las diferentes formas que los
profesionales tenían de entender la profesión, nos exponen cómo no basta la
práctica de actividad física en sí como medio de educación, si no una
intencionalidad e idea clara de su finalidad para no derivar sólo en un mero
aprendizaje. En palabras de Serramona (1994) la educación implica la realización de actividades o contenido
presentados con la intención de influir en el aprendizaje de las personales que
pretendemos educar.
Tratando de justificar el valor educativo de los contenidos
de la educación física acuden a sus inicios; puestos que han sido varios los
colectivos sociales ( militar, político, reformador…) los que han encontrado en
la práctica de actividad física ese valor, función educativa o social. Así por
ejemplo, fueron los ilustrados quienes encontraron en los juegos deportivos una
vía importante de prosperidad y desarrollo de la nación; vía que aún se sigue
desarrollando para introducir a los infantes en las costumbres y la cultura en
la que viven.
Fueron estas justificaciones las que, dividiendo educación
intelectual, moral y física, focalizaron su trabajo en la “educación física de
lo físico” dejando a un lado la dimensión intelectual o afectiva. Para todo
darwinista “la primera condición de éxito en la vida era la de ser “un buen
animal” y la primera condición de prosperidad de una nación, la de componerse
de “buenos animales” (Spencer, 1880, p 188)
Dando un paso adelante y huyendo de ese enseñanza meramente
corporal aparece el trabajo de Rufino y Sánchez (1917), el cual apoyaba que
cualquier ejercicios físico traería detrás un trabajo intelectual pues “sólo la
parte racional (de la persona) es propiamente educable (mientras que) la parte
vegetativa es cultivable (y) la parte animada, adiestrable”. De la mano de
estos autores aparecieron nuevas aportaciones que exponían la materia como
“educación a través de lo físico” y es entonces la educación física la que se
preocupa por la respuesta emocionales, las relaciones personales, los
comportamientos de grupo, los aprendizajes mentales u otros resultado
intelectuales.
Es en el siglo XX cuando se amplia y moderniza su alcance
educativo a pesar de seguir teniendo un marcado carácter utilitario (valores de
salud defensa de la patria, carácter moral..) . No sería hasta 1960 que se
dieran nuevas contribuciones que permitieran una formulación distinta con la
intención de crear una disciplina académica.
Peter Arnold (19919 propone así una nueva estructura
conceptual para la educación física basada en el valor intrínseco que posee el
conocimiento teórico y práctico, y ofreciendo tres dimensiones
interrelacionadas como son la educación sobre el movimiento, a través del
movimiento y en movimiento. Es decir nos habla de la educación física como
influencia disciplinaria, como instrumento utilitario o como fin en sí mismo.
Dando respuesta a cuándo no es la educación física
encontramos cómo; cuando los valores educativos de los contenidos no se
encuentran en ellos mismo, sino en la valoración que les asignamos perdemos la
intención y el valor de por qué los enseñamos. Es decir serán necesarios unos
contenido claros y no dejar que la propia práctica desarrolle unos espontáneos
sin intención de favorecer ningún valor educativo.
Otro error será entender el deporte en sí mismo como medio
único de transmisión de valores positivos para la vida. Pues como sabemos, el
deporte puede transmitir valores deseables o no en su transmisión a la vida
cotidiana.
Por ello será necesario influir de manera positiva mediante
estrategias metodológicas que faciliten las interacciones, promover dicho
valores positivos.
Será un error de igual modo, no tener en cuenta los factores
condicionantes sociales y contextuales que rodean a los contenidos relacionados
con la educación física, puesto que , como dita Arnold, para que una actividad
o contenido sea intrínsecamente valioso, esto es, educativo en sentido
estricto, además de promover el conocimiento y la compresión debe realizarse en
condiciones moralmente aceptables.
De igual deberemos tratar el juego con especial cuidado, y
desechando ese aura inmaculada puesto que también puede ser injusto,
excluyente, o poco equitativo si se presenta de una manera inapropiada.
Como conclusión, será entonces imprescindible no dejar nunca
los contenidos en el vacío sociocultural y ausente de interacciones sociales
puesto que se serán estas características esenciales para la interacción
personales y el desarrollo moral del alumno.
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