lunes, 17 de noviembre de 2014

Didáctica de la Educación Física Sobre el valor educativo de los contenidos de educación física. (José Devís y Carmen Peiró 2011)

Esta entrada trata de resumir y aclarar las principales justificaciones según Devis y Peiró, en cuanto a valor educativo se refiere, de los contenidos de la educación física y cómo  los contenidos de la misma se vuelven el instrumento idóneo para influir o cambiar algún comportamiento, creencia o conocimiento que mejore la práctica docente.

Buscando identificar el valor de la Educación física como metas de servicio social, y sobrepasando las diferentes formas que los profesionales tenían de entender la profesión, nos exponen cómo no basta la práctica de actividad física en sí como medio de educación, si no una intencionalidad e idea clara de su finalidad para no derivar sólo en un mero aprendizaje. En palabras de Serramona (1994) la educación implica la realización de actividades o contenido presentados con la intención de influir en el aprendizaje de las personales que pretendemos educar.

Tratando de justificar el valor educativo de los contenidos de la educación física acuden a sus inicios; puestos que han sido varios los colectivos sociales ( militar, político, reformador…) los que han encontrado en la práctica de actividad física ese valor, función educativa o social. Así por ejemplo, fueron los ilustrados quienes encontraron en los juegos deportivos una vía importante de prosperidad y desarrollo de la nación; vía que aún se sigue desarrollando para introducir a los infantes en las costumbres y la cultura en la que viven.

Fueron estas justificaciones las que, dividiendo educación intelectual, moral y física, focalizaron su trabajo en la “educación física de lo físico” dejando a un lado la dimensión intelectual o afectiva. Para todo darwinista “la primera condición de éxito en la vida era la de ser “un buen animal” y la primera condición de prosperidad de una nación, la de componerse de “buenos animales” (Spencer, 1880, p 188)
Dando un paso adelante y huyendo de ese enseñanza meramente corporal aparece el trabajo de Rufino y Sánchez (1917), el cual apoyaba que cualquier ejercicios físico traería detrás un trabajo intelectual pues “sólo la parte racional (de la persona) es propiamente educable (mientras que) la parte vegetativa es cultivable (y) la parte animada, adiestrable”. De la mano de estos autores aparecieron nuevas aportaciones que exponían la materia como “educación a través de lo físico” y es entonces la educación física la que se preocupa por la respuesta emocionales, las relaciones personales, los comportamientos de grupo, los aprendizajes mentales u otros resultado intelectuales.
Es en el siglo XX cuando se amplia y moderniza su alcance educativo a pesar de seguir teniendo un marcado carácter utilitario (valores de salud defensa de la patria, carácter moral..) . No sería hasta 1960 que se dieran nuevas contribuciones que permitieran una formulación distinta con la intención de crear una disciplina académica.
Peter Arnold (19919 propone así una nueva estructura conceptual para la educación física basada en el valor intrínseco que posee el conocimiento teórico y práctico, y ofreciendo tres dimensiones interrelacionadas como son la educación sobre el movimiento, a través del movimiento y en movimiento. Es decir nos habla de la educación física como influencia disciplinaria, como instrumento utilitario o como fin en sí mismo.

Dando respuesta a cuándo no es la educación física encontramos cómo; cuando los valores educativos de los contenidos no se encuentran en ellos mismo, sino en la valoración que les asignamos perdemos la intención y el valor de por qué los enseñamos. Es decir serán necesarios unos contenido claros y no dejar que  la  propia práctica desarrolle unos espontáneos sin intención de favorecer ningún valor educativo.
Otro error será entender el deporte en sí mismo como medio único de transmisión de valores positivos para la vida. Pues como sabemos, el deporte puede transmitir valores deseables o no en su transmisión a la vida cotidiana.
Por ello será necesario influir de manera positiva mediante estrategias metodológicas que faciliten las interacciones, promover dicho valores positivos.
Será un error de igual modo, no tener en cuenta los factores condicionantes sociales y contextuales que rodean a los contenidos relacionados con la educación física, puesto que , como dita Arnold, para que una actividad o contenido sea intrínsecamente valioso, esto es, educativo en sentido estricto, además de promover el conocimiento y la compresión debe realizarse en condiciones moralmente aceptables.
De igual deberemos tratar el juego con especial cuidado, y desechando ese aura inmaculada puesto que también puede ser injusto, excluyente, o poco equitativo si se presenta de una manera inapropiada.

Como conclusión, será entonces imprescindible no dejar nunca los contenidos en el vacío sociocultural y ausente de interacciones sociales puesto que se serán estas características esenciales para la interacción personales y el desarrollo moral del alumno.


ValetGaztelu. 







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